domingo, 11 de septiembre de 2011

Wolfgang Amadeus Mozart's Turkish Finale





La voz de los ángeles y los átomos.

Qué poderoso es tu sonido mágico. ( Mozart, la flauta mágica.)

¿ Qué es ese medio mágico que nos conmueve, nos hechiza, nos da energía y nos sana?
En un instante, la música es capaz de animarnos, nos despierta el espíritu de oración, de comprensión y Amor. Nos despeja la mente y se sabe que nos hace más inteligentes.

La música es capaz de llevarse nuestras tristezas en su ritmo y en su melodía. Evoca recuerdos de amantes perdidos o de amigos fallecidos. Incita a los personajes que llevamos dentro; al niño a jugar, al monje a orar, a la vaquera a moverse al compás, al héroe a superar todos los obstáculos. Ayuda a los que han tenido una embolia cerebral a reencontrar el lenguaje y expresión.

La música es un espacio sagrado, es una catedral tan majestuosa que en ella podemos sentir la magnificiencia del universo, y es también una casucha tan sencilla que ninguno de nosotros puede conocer sus más profundos secretos.

La música hace crecer las plantas, puede volver locos a nuestros vecinos, induce al sueño a los niños y anima al hombre a marchar hacia la guerra.

La música es capaz de expulsar a los malos espíritus, entonar las alabanzas a la Virgen, invocar al Buda de la salvación Universal, hechizar a líderes y naciones, cautivar y tranquilizar, resucitar y transformar.

Sin embargo, la música es más que todo esto, Es el sonido de la tierra y el cielo, de las mareas y las tempestades; es el eco del tren en la distancia, las reverberaciones de los martillazos del carpintero en acción. Desde el primer grito de vida hasta el último suspiro de la muerte, desde los latidos del corazón hasta los vertiginosos vuelos de la imaginación, estámos envueltos en el sonido y vibración en todo momento de nuestra vida. Es el aliento primordial de la creación, la voz de los ángeles y átomos; es, en el último termino, la materia de la que están hechos de la vida de los sueños y los sueños, las Almas y las estrellas.

Don Campbell.

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